14 Razones para Innovar con Eugenio Mallol
Dentro de nuestro plan de desarrollo y crecimiento de la Comunidad GSG, integrada por clientes, partners y contactos estratégicos, hoy hemos celebrado un nuevo encuentro GSG en nuestro centro de negocios de Serrano.
Organizado por Hera&Partners, esta reunión tuvo como tema la transformación digital y las nuevas tecnologías. Para ello contamos con Eugenio Mallol, un invitado de lujo con una visión privilegiada sobre las últimas tendencias en este campo. El director de Innovadores, que se publica con el diario La Razón, cuenta con más de 20 años de experiencia en información económica, y es autor de libros como “Las Lecciones de los Líderes” y “14 Razones para Innovar”.
Este experto periodista quiso destacar que, efectivamente, el mundo está experimentando una revolución por el impacto de la innovación tecnológica y la digitalización, algo ya repetido hasta la saciedad. Pero la sucesión de cambios es tan vertiginosa que apenas deja espacio para la reflexión, o para evaluar las consecuencias en la sociedad. Todavía no sabemos muy bien cómo la transformación digital se va a llevar a la economía y a las empresas.
Además, también estamos en un interesante momento en el que el “talento senior” se está empezando a cruzar con los recién licenciados universitarios, y de esta interactuación pueden surgir ramificaciones muy interesantes.
Como avezado observador de la realidad en un sector tan frenético como el de la innovación en las empresas, Eugenio Mallol recomienda calma a la hora de anticipar la evolución que puede tener algo tan incipiente como la inteligencia artificial, por ejemplo. Hay muchas tecnologías que, en principio, parece que pueden permitir hacer muchas cosas, pero antes hay que “aterrizarlas”. En este sentido recuerda el caso de dos robots desarrollados por Facebook, que crearon un lenguaje con el que se comunicaban entre ellos pero que nadie más entendía, y al final tuvieron que desconectarlos. No es tan evidente cómo va a funcionar la inteligencia artificial de forma autónoma.
En esa función de “aterrizar” las tecnologías para su aplicación y utilidad real, es fundamental la figura del empresario y las empresas, porque es algo que los tecnólogos no pueden hacer.
Otro sector en el que se ve cómo las tecnologías están cambiando incluso las finalidades primarias para las que las empresas fueron creadas, es el de la aviación. Lufthansa, por ejemplo, se ha dado cuenta de que con toda su red de sensores para pronósticos climáticos, puede vender servicios de meteorología. Iberia y British Airways han visto cómo quizás, en el futuro, los aviones pueden convertirse en tiendas, al tener a un “público cautivo” durante un determinado tiempo.
Canon también ha hecho muchos avances en impresión digital 3D, con aplicaciones tanto industriales como domésticas. Previsiblemente, en el futuro, muchos productos y medios de comunicación podrán personalizarse para que se adapten completamente a los gustos del consumidor o usuario final.
Todos los sectores económicos, para sobrevivir, se van a ver obligados a reconsiderar su modelo de negocio, tratando de anticiparse a cómo les va a afectar la transición digital, que también tendrá gran impacto en el empleo y en los lugares de trabajo.
Las implicaciones y la influencia de esta revolución en temas tan importantes para toda la humanidad como el cambio climático, la movilidad de las personas (migraciones), la salud y el envejecimiento, la superpoblación o los hábitos de consumo (con la tendencia a postergar la “propiedad” en aras de la “compartibilidad” de usos)… van a marcar el futuro e incluso el balance de la geopolítica mundial. Suele decirse que EEUU innova, China copia y gana dinero, y Europa legisla.
En cualquier caso, lo que nadie pone en duda es que ahora, y cada vez más, en el centro está el cliente, que es quien manda. Y por encima de la tecnología, están las personas. En el mismo ámbito de la producción física (de empresas que podríamos llamar tradicionales o blue chips, como las energéticas, los bienes industriales, las manufactureras…) se está produciendo una “reversión”, en el sentido de que el software por sí solo no es de utilidad, no puede ser fácilmente implementado en estas industrias. Simplemente por el hecho de que quienes diseñan ese software no las entienden.
Por último, habría que hacer un análisis del impacto de la innovación y la transformación digital en la gobernanza y el ámbito ético y social. Y como reflexión final, no conviene convertirse en un “fanático” de lo nuevo simplemente por que es nuevo. Primero hay que entender y ver cómo impacta eso en la sociedad, para evaluar si es bueno o no. Ya hay empresas en las que los “jefes” son máquinas, como el caso de UBER, donde los algoritmos son los responsables de muchas de las órdenes de trabajo… ¿es ese el futuro que queremos, el tipo de empresa que necesitamos…?